José Mª Ruiz Cortés

On 12 de junio de 2024

Entrevistamos a José Mª Ruiz Cortés, miembro de la segunda generación de Grúas Ruiz

12/06/2024

En esta ocasión la Cátedra Ávolo de Empresa Familiar de la Universidad de Jaén ha querido entrevistar a D. José María Ruiz Cortés, miembro de la segunda generación de la Familia Ruiz propietaria de la empresa Grúas Ruiz, ubicada en la ciudad de Úbeda. Esta empresa fue creada hace más de 50 años por D. José Ruiz Latorre, a quien esta Cátedra le otorgó el premio Reconocef en 2019, un reconocimiento con el que se  honra a aquellos empresarios familiares de Jaén que han demostrado un compromiso excepcional con la excelencia, la innovación y la contribución social.

José María Ruiz Cortés se incorporó a la empresa tras acabar la Licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Jaén, hace ya 25 años y se ha ocupado desde entonces de la administración y la actividad financiera de la empresa. Nos acogió con gran cordialidad y amablemente habló con nosotros sobre su empresa, su familia y su proyección futura. Sus respuestas nos ayudaron a conocer cómo se aprende del legado familiar y también la capacidad para afrontar los problemas y dificultades que van surgiendo en las empresas. Su experiencia puede servir de ejemplo sobre cómo se deben afrontar los retos empresariales y conseguir la supervivencia de la empresa.

Historia del fundador de la empresa

D. José Ruiz Latorre es el fundador de la empresa Grúas Ruiz. Nació en el seno de una familia humilde y era el pequeño de cuatro hermanos. Sus padres le aconsejaron que como mejor se podía ganarse la vida y tener un futuro más próspero era aprendiendo mecánica. Él le hizo caso y antes de terminar sus estudios, con tan solo 11 años, empezó a trabajar en talleres de la zona como aprendiz para formarse sin recibir apenas remuneración. Era una persona muy inquieta y observadora y se hizo un buen profesional muy pronto. Incluso comenzó a emprender en sus ratos libres comprando vehículos usados, los restauraba, los arreglaba y los vendía, entonces ganaba así un dinero. Se fue al servicio militar en Madrid y allí tuvo su primer contacto con las grúas americanas que había adquirido el ejército, y aprovechó para aprender a conducirlas y repararlas. Cuando volvió del Servicio Militar, como era una persona bastante formada no tuvo problemas en encontrar trabajo por cuenta ajena, y fue cambiando de sitio en la medida de sus posibilidades, pasando por varios talleres e intentando prosperar. Su hijo nos cuenta: “cuando veía que no tenía futuro en esa empresa y había tocado techo, pues cambiaba de empresa, pero siempre dejaba amigos, en alguna ocasión incluso se dejaba las nóminas sin cobrar”. Su principal objetivo era aprender el oficio y hacerse un buen profesional. El último trabajo por cuenta ajena fue en el Servicio oficial SEAT, marca muy importante en España en esos momentos, donde aprendió el manejo de herramientas especiales. Fue en esa época ya casado con el gran apoyo de su esposa María Cortés y con un hijo en camino cuando comenzó a pensar en abrir un taller propio y hacerse empresario.

Así, en 1973, decidió montar un taller mecánico en Torreperogil, a 9,10 kilómetros km. de Úbeda, para no hacerle la competencia a los talleres en los que había trabajado.  No obstante, debido al conocimiento que tenía del mercado y los consejos de personas de su entorno, vio claro que había una necesidad no satisfecha, el rescate de turismos mediante una grúa, para así poder desplazar el coche averiado del cliente hasta el taller. Decidió introducirse en ese negocio y cambió el nombre de su empresa llamándola Talleres y Grúas Ruíz para prestar este nuevo servicio a los usuarios del taller. Este cambio de nombre le proporcionó una mayor visibilidad e hizo que los fabricantes de grúas a nivel nacional se fijasen en él y le ofreciesen grúas para la construcción, entonces un negocio incipiente. José lo vio claro y sin capacidad financiera, viviendo en un piso de alquiler y ya con una familia numerosa se endeudo para comprar su primera grúa autopropulsada.  

La actividad de alquiler de grúas autopropulsadas tuvo un gran éxito y se convirtió en su negocio principal, abandonó la actividad del taller mecánico a la calle y fue contratando personal tanto para la administración y la oficina como para el taller. El primer trabajador fue su cuñado Pedro Cortés que estaba desde el inicio como aprendiz y pronto se convirtió en el jefe de taller, siendo también un referente en la empresa hasta su jubilación. Los inicios no fueron fáciles, al ser una de las primeras empresas de Jaén que se dedicara esta actividad, y necesitó darse a conocer en el mercado. José iba a las obras para hacer demostraciones y convencerles de que la grúa autopropulsada era una solución rápida y segura. Regalaba muchas veces esos trabajos para que vieran la bondad del servicio.

Poco a poco fue incrementando el volumen de la empresa con nuevas inversiones. Llegó a tener bastante éxito en su mercado natural. Pronto surgió la oportunidad de absorber otras empresas del sector que habían surgido un poco después de la suya, en distintos momentos del tiempo, como Grúas Gil de Andújar, en 1984; Grúas Jaén de Torredonjimeno, en 1994; Grúas Camacho de Linares, en 1996 y Grúas Torres en Jaén, en 1998, quedándose con gran parte del mercado de la provincia y alrededores.  Sin embargo el  mercado era cada vez más complicado al ir apareciendo, por los avances de la técnica, otras máquinas como por ejemplo las grúas torre fijas de obra con grandes capacidades,  camiones que antes no se podían autocargar y ahora incorporaban unas plumas de un tamaño bastante considerable, que  hacían totalmente prescindibles la grúa, o los camiones bomba de hormigón que eran capaces de bombear hormigón a gran distancia…). Gracias a la profesionalidad de la empresa y su calidad, Grúas Ruiz pudo seguir creciendo y sobreviviendo en el mercado.

La Familia empresaria

Los logros de la empresa no fueron el resultado únicamente de la iniciativa y el espíritu emprendedor de su fundador José, puesto que, poco a poco, se fue incorporando la segunda generación a la actividad empresarial. Los primeros en hacerlo fueron sus hijos mayores, Vicente y Pablo, que entraron en la empresa recién superados sus estudios de secundaria, comenzando como maquinistas y ayudando en la administración de la empresa.  José María nos habla de la incorporación de sus hermanos: “aquello, en mi opinión, fue uno de los  puntales de nuestro éxito, porque la incorporación de mis hermanos sirvió de enlace entre la primera y la segunda generación ya que a pesar de que mi padre tuvo una actividad muy intensa en la creación y la expansión de la empresa tuvo que prejubilarse pronto debido a problemas médicos. Por ello fue determinante que mis hermanos estuvieran dentro de la empresa para conocerla desde abajo hasta convertirse en grandes profesionales y asumir la función de responsables. Mi padre hizo una labor magnífica y muy difícil al saber delegar y apoyarlos desde el principio.”

José María cursó Licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales mientras que su hermana Isabel estudió Diplomatura en Relaciones Laborales ambos en la Universidad de Jaén.  Ninguno de los dos tuvo dudas al finalizar la carrera y decidieron sumarse a la empresa de la familia que estaba en fase de crecimiento y además podía ofrecerles el desarrollo profesional que ellos deseaban, en su tierra, junto a su familia.  José María se incorporó en 1999 e Isabel lo hizo en 2006. La incorporación a la empresa familiar se hizo de una forma natural, como lo viven los miembros de una familia empresaria. José María lo relata así: “Pues cuando llegamos, la verdad es que se nos facilitó mucho nuestra incorporación porque claro no estábamos llegando a un lugar en el que teníamos una desconexión, sino que ahí estaban nuestros hermanos, es verdad que cuando entramos estábamos en plena expansión. Yo entré en 1999 e Isabel entró en el 2006 y todavía la crisis no había llegado, entonces todas las manos eran pocas para ayudar y para mejorar”.

La entrada de los últimos miembros de la familia, su relación con la Universidad y con la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Jaén, facilitó en 2002 la confección de un protocolo familiar. Asesorados por un profesional, y en un momento perfecto en el que los miembros de la segunda generación eran muy jóvenes, sin descendencia casi todos ellos, pudieron establecer normas que le sirvieran como herramienta para arbitrar un buen funcionamiento de la empresa y una perfecta cohesión entre la empresa y la familia.

La crisis empresarial

Cuando surgió la crisis económica de 2008, ya estaban incorporados todos los hermanos. El negocio iba muy bien, como era una empresa innovadora en cuanto a maquinaria y soluciones para el cliente, tenían dos importantes proyectos, una obra era la duplicación de la calzada de Despeñaperros, la cual absorbía mucho personal y maquinaria y otra era el servicio de grúas a una fábrica importante de Linares, para las cuales habían hecho una inversión muy elevada. La empresa tuvo una facturación en 2008 de alrededor de 5.100.000 € con 72 personas en nómina. En 2009, como consecuencia de la crisis, la facturación cayó un 30%. Nos describe la situación José María así: “Entonces fue prácticamente como si se hubiese declarado un incendio en la empresa”.

La familia empresaria tuvo que reaccionar rápidamente tomando medidas dolorosas para reconducir la situación. El personal de la empresa tenía muchísimos años de formación, una gran cualificación y algunos de ellos de 30 a 40 años de antigüedad.  En cuanto a las medidas con respecto al personal de la empresa, José María apunta “Intentamos todo para no tener que despedir. Si había jubilaciones, aprovechamos el contrato de relevo; si había una baja voluntaria intentar no se sustituía; si había algún temporal que no necesitásemos se finalizaba…. pero la buena intención no era suficiente… hicimos un expediente de regulación temporal del empleo, y fuimos de los primeros de la provincia ya que era una herramienta que la autoridad laboral y los sindicatos la tenían aparcada porque no se había utilizado a nivel de empresa pequeña. El resultado del ERTE fue un fracaso estrepitoso porque para lo único que sirvió fuer para alargar la agonía. Finalmente tuvimos que afrontar unos despidos millonarios que estábamos intentando evitar también porque era un drama familiar y estamos hablando de personas que llevaban con nosotros muchísimos años, a los que consideramos familia y que veíamos a diario más tiempo que nuestros hijos y cónyuges. Estábamos obligados a reducir gastos al nivel de la grave caída de los ingresos y no nos quedó más remedio que ir reduciendo personal, de hecho, fue muy tormentoso”.

Las pérdidas se fueron acumulando, aunque lo que les ayudó a salir de la situación fue el hecho de que, al comienzo de la crisis, la empresa estaba muy capitalizada por la cultura de reinversión que había implantado el fundador, con fondos propios importantes. No obstante, señala José María “lo que nos pudo salvar fue que por suerte redujimos el endeudamiento a toda velocidad, habíamos hecho una serie de inversiones, las deshicimos perdiendo mucho dinero por el camino, porque claro, había que vender rápido y cuando vendes rápido, vendes mal y vendes a pérdida”.

La dirección y la administración de la empresa se centralizó en los miembros de la familia: “Nosotros asumimos todas las funciones, desde que entra la llamada por el teléfono, hasta el recobro, la contabilidad, todo absolutamente todo, con la idea de reducir al mínimo la estructura y poder sobrevivir, pues aquí nos jugábamos las dos cosas: la empresa y la estabilidad económica de la familia, porque ninguno de los cuatro hermanos ha tenido actividad fuera de la empresa”.

Actualmente la empresa ha remontado esta situación extrema, llegaron a tener 8 empleados, y ahora tienen 13. Siguen los hermanos al frente de la gestión y de prácticamente todas las funciones con la ayuda de alguna persona también en la administración. La central sigue en Úbeda y tienen una sucursal en Jaén. Su objetivo no es volver a adquirir la dimensión de épocas anteriores, prefieren tener un tamaño contenido y de alguna forma apostar por la rentabilidad.   Han logrado especializarse en el sector industrial y de las energías y no depender del sector de la construcción ya que es muy volátil. Apuestan por los clientes que dan valor a la calidad, al buen servicio, a la seguridad y no al precio, aunque esto le suponga hacer inversiones en maquinaria adaptada a esos clientes.  

El futuro que pretenden es afianzarse en ser una empresa local fuerte y especializada en determinados tipos de clientes, más que una empresa regional pequeña. Las expectativas de la incorporación de algún miembro de la tercera generación no están claras, pero no la descartan. Al igual que hizo su padre, pretenden que lo decidan por sí mismos y, por tanto, ni animan ni disuaden a sus descendientes para formar parte de la empresa.

Algunas claves y valores para entender los logros de la empresa

Lo que hoy día es Gruas Ruiz es el resultado de las decisiones y el trabajo constante de una familia empresaria que lo ha hecho posible. En nuestra conversación con José María, pudimos detectar algunas claves y valores que han conseguido que la empresa sobreviva más de cincuenta años.

Es importante destacar que su fundador D. José Ruiz es y sigue siendo un referente para todos sus hijos, aunque ya no está en la empresa, todas las mañanas acude a primera hora para verlos. No lleva la gestión ni toma las decisiones, pero los hijos comparten con él las buenas noticias y los nuevos proyectos porque a él le gusta saberlo y sufre con ellos cuando las cosas no van bien. Como dicen sus hijos, para él y para su madre la empresa es su quinto hijo. “La empresa sigue siendo su vida y lo seguirá siendo siempre”.  El compromiso con la empresa, la austeridad y la responsabilidad son valores que emanan del fundador y que se han hecho patentes en los momentos de crisis en la empresa para poder salir adelante: “cuando tuvimos, por desgracia, que prescindir de prácticamente toda la plantilla de administración y comercial para asumir nosotros esas funciones prácticamente ya no teníamos vacaciones. Con estas cosas echas la vista atrás y lo ves con cierto orgullo, ya que había que echarse para adelante y había que hacer una serie de sacrificios, también a nivel económico que por supuesto no hubiesen sido posibles sin el apoyo de nuestros cónyuges e hijos. Hubo UNIÓN sin fisuras y hoy tenemos nuestra recompensa”.

El liderazgo lo ostentan los cuatro hermanos, se reparten el trabajo y las responsabilidades por partes iguales en función de la especialización que ha ido surgiendo con el paso del tiempo de forma natural. Impera la generosidad entre ellos, así lo cuenta José María: “Hace cada uno en su parcela todo lo que pueda, no para competir ni nada, sino por convencimiento y bueno, si hay alguien que, en algún momento, flaquea y demás no va a estar nadie encima apuntando con la libreta, a ver si ha hecho menos, ha hecho más”. No obstante, las decisiones de cierto calado las toman por mayoría. Entre ellos intentan dar la mayor información constantemente de cualquier novedad o decisión que tienen en su parcela de trabajo a los demás hermanos. Esta forma de funcionamiento les gusta, les ha ido bien hasta ahora y creemos que también le ayudará en el futuro.  

El resumen de la visión y la cultura de esta empresa se recoge en su página Web: Grúas Ruiz es una empresa familiar plenamente comprometida con la sociedad y su entorno teniendo la seguridad en el trabajo y la satisfacción de sus clientes como principales objetivos.  Esta declaración, sin duda, refleja que en esta empresa hay un ejemplo de empresarios familiares con valores bien arraigados.   

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