María Comino-Jurado, Sonia Sánchez-Andújar y Purificación Parrado-Martínez
El estudio de las decisiones financieras de la empresa familiar ha llamado la atención de numerosos académicos en las últimas décadas. Tal interés puede explicarse, entre otras razones, por el impacto que el acceso a la financiación tiene para la supervivencia y el crecimiento de cualquier negocio, especialmente si la empresa es familiar, ya que representa uno de sus principales desafíos.
Cabe mencionar que la presencia de la familia en la empresa conlleva la búsqueda de una combinación de objetivos muy diferenciados. Por un lado, los objetivos económicos, como el crecimiento y la expansión de la empresa, o la maximización de su valor para los propietarios. Y, por otro lado, los objetivos no económicos o centrados en la familia –socioemocionales–, como puede ser el deseo del fundador de conservar y transferir el negocio a las siguientes generaciones, o la mayor preocupación por la imagen y reputación de la compañía, al ser una práctica habitual el uso del apellido familiar como denominación social.
Como consecuencia de esta mezcla de objetivos, es lógico pensar que no todas las empresas familiares, solo por el hecho de tener naturaleza familiar, han de manifestar la misma actitud hacia la deuda, sino que el mayor o menor peso otorgado a los objetivos socioemocionales sobre los objetivos empresariales a la hora de tomar decisiones dará lugar a resultados muy diversos. A fin de arrojar luz sobre esta cuestión de investigación, nos preguntamos: ¿cómo influye realmente el grado de implicación familiar en los órganos de gobierno de la empresa –propiedad, dirección y Consejo de Administración– sobre la preferencia por el uso de la deuda frente a otras alternativas de financiación externa?
Tras analizar una muestra representativa de compañías familiares españolas, la principal conclusión extraída es clara. Los negocios familiares con un fuerte vínculo familia-empresa prefieren financiarse mediante deuda, en caso de no disponer de recursos internos suficientes. Es decir, una empresa cuya propiedad está altamente concentrada entre los miembros familiares, es dirigida por ellos y, al mismo tiempo, estos están fuertemente implicados en el Consejo de Administración, mostrará mayores niveles de endeudamiento que otra empresa familiar en la cual la presencia de la familia no sea tan predominante.
Esto se debe a que los individuos familiares transmitirán sus propios objetivos, principios y valores al negocio y, cuando sea necesario acudir a la financiación externa porque los recursos generados internamente sean insuficientes, elegirán endeudarse en lugar de realizar ampliaciones de capital. Con tal decisión, lograrán alcanzar una de sus principales metas: conservar el control familiar, manteniendo la empresa en manos de la familia a fin de garantizar el legado de las futuras generaciones, a pesar de que esta elección conlleve un riesgo mayor para el negocio.
Desde un punto de vista más práctico, nuestros resultados ponen de manifiesto que el papel de los individuos familiares, especialmente como accionistas y como miembros del Consejo de Administración, influye fuertemente en la toma de decisiones sobre el nivel de endeudamiento. Por tanto, la participación y conservación de estas funciones en manos de la familia es esencial para aquella empresa familiar que quiera desarrollar una estructura de capital óptima que le permita alcanzar un equilibrio entre la consecución de objetivos económicos –como el crecimiento– y socioemocionales –como conservar el control familiar–.
Para más información puede contactar con María Comino-Jurado (mcomino@ujaen.es), Sonia Sánchez-Andújar (sandujar@ujaen.es) o Purificación Parrado-Martínez (pparrado@ujaen.es).